Un día estaba viendo de nuevo desde el piloto la serie «Me llamo Earl» y me quedé pensando lo mucho que yo también creo en el Karma.
Que si haces cosas buenas te pasarán cosas buenas.
Una creencia irracional a más no poder.
Pero siempre he creído en ello.
Tonta de mí.
No nos pongamos una venda en los ojos.
A las personas buenas les pasan cosas malas, y a las malas buenas.
La vida es así.
Pues lo mismo pasa con la meritocracia.
Que dice que la influencia y la riqueza de una persona está determinada por su talento, habilidades e inteligencia.
El famoso sueño americano.
Esa ilusión de que todos pueden lograr lo que se propongan mediante su esfuerzo.
Que si lo intentas con todas tus fuerzas, no quedará más remedio que triunfar.
Que si eres bueno en lo tuyo te mereces llegar lejos.
Pues bueno.
Otro autoengaño.
Conozco muchísimos diseñadores freelance con mucho talento que se esfuerzan cada día mogollón para conseguir clientes. Y que esos clientes no les valoran. Y que les piden rebaja…
Que sí, que el esfuerzo y el talento son factores que contribuyen para que la gente consiga resultados.
Aunque todos conocemos al típico gilipollas que le ha ido de puta madre en la vida sin tener talento ni dar un palo al agua.
Como Paquirrín o el Rey.
La vida es así.
Hay otros factores que hay que tener en cuenta para conseguir el famoso éxito.
No todo es una cuestión de mérito.
Tus privilegios también entran en la ecuación.
Influye dónde has nacido.
Qué educación has tenido.
A qué formación has podido optar.
De qué gente te rodeas.
Tu sexo, tu raza, tu clase social.
Algunos lo tendrán más fácil que otros.
Otros se esforzarán el triple y nunca lo conseguirán.
No hay duda.
La desigualdad existe.
Lo ideal sería que todos tuviéramos las mismas oportunidades basadas en nuestros propios méritos, pero por desgracia no es así.
Y claro, para los triunfadores, si tú no lo consigues, es que no tienes talento o no has hecho el esfuerzo.
Igual es que eres un vago… No te jode.
Debemos quitarnos de la cabeza la idea de que cualquier persona puede lograr todo lo que se proponga si trabaja lo suficientemente fuerte para conseguirlo.
Porque no es real…
La meritocracia genera una sociedad de arrogantes de éxito que te miran por encima del hombro y supuestos perdedores vagos.
Y si lo llevamos al terreno de los negocios pasa igual.
Entiendo que si estás leyendo esto es porque te consideras una persona que ofrece buenos servicios, que tiene talento y que se esfuerza la hostia para que su negocio sobreviva.
Puedes esforzarte y meter miles de horas pero si no tienes una estrategia bien definida, será tiempo perdido.
No te prometo el éxito directo gracias a mi ayuda o mis consejos.
Pero si sabes qué pasos seguir para construir un negocio sólido, tendrás más probabilidades de que funcione y de generar un cambio en tu día a día. Y en tu facturación.