En el tiempo que llevo en el mundo del diseño freelance he conocido unas cuantas historias por las que yo creo que todos hemos pasado o vamos a pasar en algún momento si decidimos embarcarnos en esta aventura en solitario.
Te voy a hablar de Cristina, de Pablo y de Lucía. Los 3 son diseñadores gráficos y/o web en diferentes etapas de su carrera pero con un punto en común que conocerás al final de la página.
Cristina, la recién llegada
Cristina es una chica Bilbaina de 25 años que terminó sus estudios de diseño, incluyendo algún master y ha hecho prácticas y trabajado en varias empresas. Viendo que hace tiempo que no encuentra trabajo por cuenta ajena ha decidido emprender y empezar a ofrecer servicios como diseñadora freelance.
Se ha montado la oficina en casa y ya tiene todo en orden para empezar. Está entusiasmada porque ha decidido comenzar un viaje por su cuenta cogiendo las riendas de su carrera profesional pero los clientes no llegan y cuando llegan son trabajos poco rentables. Además le está costando mucho definir sus precios y sus servicios porque en las prácticas donde ha trabajado ella sólo diseñaba y no se dedicaba a crear presupuestos.
Pablo, curra mucho y cobra poco
Pablo, madrileño de 34 años ya lleva algunos años por su cuenta en un espacio de coworking y al principio le llegaban los clientes por el boca a boca casi sin hacer esfuerzo. Pero ha tenido que ir bajando poco a poco los precios de sus servicios para ser competitivo hasta el punto de que hay momentos que tiene sobrecarga de trabajo y aun así no cobra lo que realmente se merece.
Cada día trabaja más aunque hay momentos en los que no consigue proyectos y empieza a estar quemado de llevar ese ritmo sin tener claro qué será de él dentro de 2 meses o incluso 2 años. La incertidumbre y la esclavitud de su trabajo le tienen bloqueado y no sabe cómo salir de ese bucle.
Lucía, cansada de depender de clientes
Lucía tiene 30 años y vive en Barcelona. Ha estado unos años trabajando como freelance en su propio estudio de diseño unipersonal pero se ha dado cuenta de que necesita dar un giro a su negocio y empezar a tener ingresos que no dependan sólo de las horas que trabaje para otros.
Se ha cansado de trabajar sólo para clientes y depender de ellos y necesita encontrar otras vías de ingresos paralelas. Está en un punto en el que no sabe qué hacer para evolucionar en su carrera porque ella sabe de diseño, sabe de trabajar para clientes pero no sabe de empresas y modelos de negocio que no dependan de ofrecer servicios como diseñadora.
Como puedes ver los 3 protagonistas tienen un punto en común: están desorientados y no tienen un faro que les guíe en su viaje.
Su negocio pide un cambio y en solitario no consiguen avanzar. Necesitan un guía que haya pasado por esas mismas etapas y les ayude a evolucionar aportando su experiencia.
Si te sientes como Cristina, como Pablo o como Lucía quiero ayudarte. Quiero ser tu guía, tu compañera de viaje y tu apoyo externo para poder salir de ese mar de dudas e incertidumbre y conseguir evolucionar en tu carrera.
Y por eso estoy entusiasmada por contarte que acabo de lanzar un servicio premium muy muy especial y que realmente me hace mucha ilusión. Si crees que sólo no puedes con todo, estaré encantada de escucharte y trabajar a tu lado.
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