Ayer estaba escribiendo el artículo para este lunes (que en principio iba a tratar sobre cómo elegir tu nicho como Diseñador freelance) y cuando me había puesto en marcha recibí un email y no tardé en contestarlo para poder publicarlo como post para hoy.
Así que esta vez te traigo una lectura un poco diferente a lo que suelo publicar porque me parece que esta historia merece la pena que la leas ya que es un buen ejemplo de valentía y de superación en la que Mónica, la protagonista, salió de su zona de confort dejando la carrera de Medicina para poder iniciar un nuevo camino y poder vivir realmente de su pasión: el diseño.
Además, habla sobre algunos aspectos con los que coincido plenamente: los títulos que no valen para nada, la formación tradicional que está obsoleta, la búsqueda de la felicidad dejando de lado los estandares sociales y familiares…
El email de Mónica
«Buenos días Laura,
Me llamo Mónica. Soy una chica asturiana de 27 años que actualmente reside en Vilna (Lituania), donde estoy haciendo mis primeros pinitos como diseñadora gráfica. He leído en tu blog tus inicios en este campo y me he sentido identificada en muchos aspectos. Me encuentro en un momento de inflexión (¡uno de tantos desde que dejé mis estudios de Medicina hace un par de años!) y el leer historias/biografías de otras personas que han pasado por situaciones parecidas, me dan fuerza y motivan para no perder las ganas y seguir hacia adelante.
De un tiempo a esta parte he constatado que el sentirse perdido (y a la vez encontrado) es más común de lo que pensaba. Algo está cambiando y, tengo más que claro que, el camino convencional que socialmente se nos marca en la vida es un concepto que está caducando. Escoger una carrera a los 18 (edad a la que creo que no tienes la cabeza lo suficientemente clara y tomas decisiones totalmente condicionado), terminarla, buscarte un trabajo de “lo tuyo” (si eres afortunado) aunque no te guste y “vegetar” hasta la jubilación, período durante el cuál podrás empezar a disfrutar lo poco que te queda de vida. El método falla, la formación a lo clase magistral no te prepara (en la mayoría de los casos) para la vida real y, además, te limita. Por supuesto que se necesitan conocimientos, pero creo que se puede obtener con otra metodología y que es algo que debe mantenerse durante toda tu vida si realmente quieres ser buen profesional y no conformarte con los apuntes de turno de la promoción anterior a la tuya que te hace un favor y te deja una copia en la copistería de la esquina. Un título no debería definir tus posibilidades aunque, tristemente, hoy en día aún sigue siendo así.
De estudiante brillante a frustración superlativa. Tras años estudiando medicina en la Universidad de Oviedo, decidí abandonar el campo médico por completo. Las señales eran más que evidentes y, luchar contra una misma, acaba agotándote y pasándote factura física y mentalmente. Decidí darme tiempo y escucharme. En ese momento sentí liberación. No tenía nada, pero empezaba a decidir e intentar tomar riendas de mi vida. Decidí probar, hacer cursos de temáticas que siempre me habían llamado la atención, leer, preguntar mucho y retormar las actividades creativas. Volví a tener tiempo para pintar, hacer fotos, hacer deporte etc y no sentirme mal por ello por restarle tiempo a los estudios “serios”. Empecé a buscarme pequeños trabajos y además me propuse entrar en la escuela de arte, algo que conseguí. En septiembre del año pasado empecé el grado de Restauración y Conservación de Bienes Culturales. Fue aquí donde contacté por primera vez de manera un poco formal con el diseño gráfico y la fotografía, al cursar un par de asignaturas del grado que versaban sobre dichos temas. Además, busqué trabajos: profesora de dibujo y pintura para niños en un gabinete psicológico los viernes y monitora de yoga para mujeres.
Madrugones a las 5.30 de la mañana de lunes a viernes y llegar a casa a las 22.00 de la noche se convirtieron en algo habitual. Me encantaba y apasionaba la temática. Hice un buen curso, compatibilizado con el trabajo, pero de nuevo volví a sentirme insatisfecha bajo el yugo de la formación reglada convencional, en la que la asistencia es obligatoria, los horarios se ven muy limitados y debes esperar varios años para poder intentar vislumbrar aplicación-beneficio del tiempo invertido. Estaba feliz en muchos aspectos, aunque algo dentro seguía revolviéndose. Estaba en un punto en el que necesitaba proponerme metas a corto-medio plazo y empezar a pasar a la acción. Continué (y continúo) explorando conocidos softwares de diseño gráfico y aventurarme a hacer pequeños trabajos.
Conocí personas interesantes y de nuevo cayeron en mis manos libros relacionados con el emprendimiento. No sé muy bien cómo, pero en un par de meses me rodeé de tecnólogos y jóvenes interesados en startups. Un entorno motivador y optimista, bastante alejado del que normalmente uno tiene, me abrió puertas y me surgió la oportunidad de venir al Báltico, algo que no rechacé (con casi una mano delante y una detrás). La convivencia con este tipo de personas me despertaron la curiosidad en el Marketing y los negocios por Internet, a la vez que incentivaron mi pasión por las tareas creativas. Me compré algún que otro curso y palabras como “funnel” se están empezando a incorporar a mi vocabulario. Comencé a trabajar con una beca (que aún no sé ni cuándo cobraré) en una empresa local de diseño gráfico y publicidad. Llevo ya un par de meses, aunque mi estancia aquí tiene un fin bastante próximo.
Estoy motivada, quiero aprender y no me gustaría perder ritmo. Es uno de esos momentos en los que sin poder definirlo con exactitud sabes que te estás encaminando, que de alguna manera sabes por dónde quieres ir. No me gustaría caer en la tentación de volver a la ruta socialmente bien vista, aún sabiendo que te reportará esa seguridad que tanto ansiamos, pero tan solo a corto plazo, solo porque es lo que conocemos y el 90% de la población hace. La tan extendida frase de “sal de tu zona de comfort” suena muy bien o encaja perfectamente como post motivador para tu muro de facebook. Lo complicado es llevarla a la práctica por ello yo lucho por hacer el concepto tangible y real.
Que no sigo el camino convencional está más que claro. Busco oportunidades y ofrezco mi tiempo y mi esfuerzo máximo para conseguirlo. Por este motivo he decidido ponerme en contacto directamente contigo. […] Quiero aprender y ser competente tan solo busco una oportunidad para conseguirlo.
Muchas gracias por tu tiempo,
Un saludo
Mónica Arias»
Si tienes más curiosidad por la historia de Mónica puedes pasar por su Linkedin.
La zona de confort
Como dice la wikipedia: «este término define muy gráficamente el acomodo de aquellas personas que han renunciado a tomar iniciativas que les permitan gobernar sus vidas«.
Y es, si aplicamos este concepto al ámbito profesional, la sociedad y nosotros mismos nos ponemos límites desde niños que nos hacen seguir un camino «seguro» y preestablecido que, desde mi punto de vista tiene más cosas negativas que positivas, y del que irracionalmente pensamos que no se puede salir. Un ejemplo claro sería el típico:
Estudiar >entrar en la universidad en una carrera con salidas > buscar un trabajo fijo > echarte novio > hipotecarte > casarte > tener hijos > jubilarte y ahí, si eso, empezar a hacer las cosas que realmente te gustan.
Mientras tanto tienes que haber hecho un montón de esfuerzos y sacrificios para ganarte un sueldo miserable y encima buscar una vía de escape y tu supuesta felicidad fuera del trabajo (en los fines de semana y las ansiadas vacaciones).
Parece que hay que encontrar una opción de trabajo estable y seguro (y, por cierto, «el trabajo fijo son los padres» ;P) aunque lo odies, para que a fin de mes te llegue tu recompensa en forma de sueldo.
Pero, ¿qué pasa con los que no pensamos que el sueldo sea una motivación para tragar con toda esa «mierda»? ¿Los que queremos vivir también disfrutando de nuestra profesión? Porque, por si no te has dado cuenta, la jornada laboral habitual son 8 horas y es un porcentaje mega alto de nuestra vida que condiciona a todos los demás ámbitos. Si estás mal en el trabajo, acabas llevando tu frustración a todas partes. Lo que pasa es que los que no quieren salir de su zona de confort, harán todo lo posible para trasladarte sus propios miedos y que tú tampoco salgas.
Así que cuando quieras salir hacia lo desconocido para poder alcanzar tus sueños, coge con pinzas todas las cosas negativas que te diga tu entorno que te van a pasar, o lo mal que te va a ir si buscas ganarte la vida dedicándote a lo que te apasiona y salirte de los estandares mencionados arriba.
He encontrado este vídeo que merece mucho la pena que veas que refleja a la perfección como veo yo las cosas en ese sentido:
Conclusión
En definitiva, creo que el mundo está lleno de valientes que buscan vivir de su pasión aun teniendo dificultades que sortear por el camino. Lo importante es salir de tu zona de confort para crecer profesional y personalmente y no dejarnos frenar por lo socialmente aceptado y preestablecido para nosotros. Si no nos enfrentamos a lo desconocido, nos perderemos la magia de encontrar nuevas oportunidades y posibilidades gracias a nuestra propia superación personal y finalmente cumplir nuestros sueños y tener la vida que deseamos.