Este artículo lo ha escrito Ale Furvis, «Creative Esencial Coach» en alefurvis.com como invitada en mi blog.
A veces nos encontramos con clientes que se convierten en pesadillas. Tomamos todas las medidas para evitarlos, seguimos los mejores consejos para huir o decirles adiós, pero hay casos en que no hay salida: una vez que ya hemos caído en su trampa, no nos queda otra que “pringar” y aceptar la situación, finalizando con profesionalidad el proyecto que tenemos entre manos.
Pero la buena noticia es: con una buena dosis de valentía y de autoconocimiento, podemos convertir estos personajes “tóxicos” en maestros, que nos permitirán aumentar nuestro nivel de consciencia y de profesionalidad, y finalmente disfrutar más de nuestra profesión creativa.
1.Cliente Hipercrítico
Característica del cliente tóxico: nunca está contento, exigente y perfeccionista hasta niveles insoportables. Incapaz de devolver un feedback positivo sobre el trabajo que le entregas. Siempre quiere más, mejor y para antes de ayer.
Qué puedes aprender: ponte un momento en escucha y observa aquella vocecita en tu cabeza que no para de criticarte. Todos tenemos uno, le llamamos crítico interior. Está allí con un propósito positivo, pero no siempre es necesaria su ayuda. Aprende a sustituir esa voz severa con una que te hable con cariño. No te machaques tanto. El juicio hacia nosotros mismos, casi siempre es peor que el de los demás. ¿Le dirías a un buen amigo que acaba de equivocarse lo mismo que te dices a ti mismo en esa situación? Las críticas continuas tienen que ver con lo que no aceptamos en nosotros: en el momento en que elegimos tratarnos con amor, veremos también un cambio en nuestro entorno.
2.Cliente Controlador
Característica del cliente tóxico: te llama cada media hora para averiguar en qué punto estás, si está todo claro, si necesitas algo… te bombardea a correos con nueva información o peticiones extra, que te hacen dispersar y alargar los tiempos de entrega.
Qué puedes aprender: cuida más de tus energías y de tu tiempo. No te preocupes tanto por lo que pueda pensar el cliente, ni por “mantenerle contento”. Explícale claramente las fases del proyecto y cierra el “grifo” de las modificaciones hasta la fecha de entrega acordada. Es posible que aparezca la culpa: es normal, pero de ella también puedes liberarte.
3. Cliente impaciente
Característica del cliente tóxico: apresurado, impaciente, te entrega todo a última hora y te ahoga con las prisas y la necesidad de ver resultados ya. “Pásame una previa, un borrador, que se la tengo que enseñar a mi jefa” es su frase típica.
Qué puedes aprender: gestiona tu tiempo empezando por ti en la lista de prioridades. ¿Qué necesitas para que tu “máquina” funcione bien? Salir a hacer ejercicio, dedicar tiempo al descanso, reservar espacios de silencio… Organiza la agenda de tu próxima semana empezando por esas tareas. Concédete el lujo del minimalismo, desconecta de las prisas constantes.
4. Cliente quejica
Característica del cliente tóxico: nunca está contento. Siempre es culpa de otros si las cosas no van bien, nadie le entiende, se centra en el pequeño defecto dentro de un trabajo final casi perfecto, necesita encontrar un chivo expiatorio si encuentra un fallo o el trabajo no cumple sus expectativas. Te habla mal de otros profesionales: a este tipo de cliente hay que tenerle cuidado, se les dice también “terrorista” porque podría hacer lo mismo contigo.
Mejor dejarlo ir, pero de él también puedes aprender algo: por ejemplo, a compartir el feedback positivo. A apreciar abiertamente tu trabajo y el de otros profesionales. A pasar de una mentalidad de “modo escasez” a “modo abundancia”. ¿Quieres empezar ahora? Agradece en voz alta o por escrito, en público, cinco cosas del último trabajo que has revisado o realizado con tu equipo.
5. Cliente indeciso
Característica del cliente tóxico: indecisión, inseguridad, necesita más propuestas, más opciones entre las que elegir, nunca da un visto bueno definitivo, no se atreve a dar el paso, a firmar un presupuesto, a aprobar una propuesta por muy completa que sea. Entra en bucle sobre todo hacia el final del proyecto, queriendo cambiarlo todo poco antes de la presentación.
Qué puedes aprender: a conectar con tu inseguridad. Con tu cuestionamiento continuo, con tu sensación de incapacidad. Puedes escuchar por un momento esa voz interior que te dice “no eres capaz, no lo serás nunca” y responderle: “¿De qué me estás protegiendo? ¿De verdad necesito tu protección? ¿Qué peligro hay si no te hago caso por un momento?” Parece absurdo, pero cuando algo nos molesta mucho de lo que vemos en los demás, es que estamos viendo como en un espejo partes que de nosotros mismos no aceptamos.
6. Cliente ansioso
Características del cliente tóxico: ansiedad, necesidad de conocer el proyecto paso a paso antes de empezar, de hacer “algo similar” a lo que ya existe o ha visto o fabricado antes. Tiene miedo a que pase alguna desgracia, como por ejemplo quedarse sin proyecto después de haber pagado, o que pueda cortarse con las láminas impresas y desangrarse, o cualquier escenario de Apocalypse Now…No confía, no cree a casi nada de lo que le cuentes. Necesita tener todo explicado y encasillado en un Excel, metódicamente clasificado y contrafirmado en todo momento. Si pudiera, viviría en una cajafuerte, o en un bunker anti-atómico.
¿Qué puedes aprender? Este tipo de cliente tóxico es un perfecto maestro de proactividad. ¿Cómo puedes trabajar la proactividad? Tomando consciencia de tu capacidad de anticiparte al peor escenario. Es un don maravilloso, que hemos heredado de nuestros ancestros que vivían en la naturaleza salvaje, y para sobrevivir tenían que estar preparados para lo peor. Una vez tomes consciencia de ello, el siguiente paso es relajarte. Ya no vivimos en tiempos de guerra, ni entre los árboles de la jungla. Una vez aportes silencio, armonía y paz a nuestro “ansioso” interior, podrás aprender a no contagiarte de ansias ajenas, y a tomar decisiones más sabias.
7. Cliente ofensivo
Características del cliente tóxico: cambia de idea constantemente, quiere que en el proyecto quepa todo y más, pagando lo mínimo. No te toma en serio y a veces sus afirmaciones son totalmente anti-profesionales y hasta ofensivas. Del tipo “esto lo puede hacer mi sobrina” o “pónmelo en bonito”. No escucha tus explicaciones ni respeta los acuerdos, se olvida de temas importantes y es muy disperso. Le cuesta llegar a conclusiones concretas.
Qué puedes aprender: calma interior. Céntrate en tus competencias, tu experiencia y tu profesionalidad, y trabajando la paciencia y la compasión, evitando juzgar, vuelve a recordar el foco del proyecto, repasa con él los pasos anteriores y los siguientes a trabajar. Pídele acciones sencillas, concretas o indícale lo que necesitas de él con el máximo detalle posible, sin miedo a reiterar lo que para ti es obvio. (ej. Necesito que me envíes hoy por e-mail el logotipo de tu empresa en formato .ai o en .jpg de 800×600 pixel). Su dispersión esconde un miedo fundamental a comprometerse en algo del que no puede volver atrás. ¿Alguna vez has experimentado este miedo? ¿Recuerdas cómo lo superaste?
8. Cliente enfadado con el mundo
Características del cliente tóxico: el que siempre está enfadado con el mundo. Su manera de expresarse es prevalentemente a gritos y no se ahorra expresiones secas, que pueden resultar agresivas y ofensivas. Él se autodefine “castizo” o “directo” pero en realidad tú te sientes agredido por sus maneras.
Qué puedes aprender: escucha tus sensaciones cuando te habla, dale validez a tus emociones, ponlas encima de la mesa y pide con calma y firmeza que a partir de ahora utilice expresiones más respetuosas y cordiales, porque lo que tú sientes es igual de válido que lo que él comenta. Trabaja la comunicación asertiva, y pon los límites donde tú sientes que sean necesarios: así te ahorrarás maltratos y desgaste innecesarios.
9. Cliente evita conflictos
Características del cliente tóxico: el que dice siempre que sí, y al final te quiere cambiar todo el proyecto. Este cliente se caracteriza por un innato miedo al conflicto, para él la creencia es: si digo que no, perderé la relación, se armará un conflicto, una guerra irreparable. Mejor me callo para mantener la calma aparente.
¿Qué puedes aprender? A negociar fechas claves e hitos del proyecto que te permitan trabajar sin sustos finales. A aceptar el conflicto como oportunidad de mejora y crecimiento. A no necesitar que todo el mundo esté de acuerdo contigo.
Estas tipologías de clientes “tóxicos” están basadas en los tipos de personalidad descritos en el Eneagrama, principalmente en los estudios de Riso-Hudson y de Claudio Naranjo. La idea de base del Eneagrama, herramienta fundamental del Coaching Esencial, no es “etiquetar” a las personas, ni encasillarlas en un tipo de personalidad u otro. Se trata, en cambio, de reconocer en las personas que encontramos en nuestro camino, las energías que nuestra personalidad (sí, ¡todos tenemos una!) ha renegado. El propósito no es excluir ni juzgar a nadie: más bien se trata de aceptar e integrar todas las posibilidades del ser que esconde cada tipo de personalidad, dejar de creernos su cuento y darnos permiso para conectar con el don que ofrece cada una de ellas.
En la Guía para Profesionales Creativos puedes conocer más acerca del Eneagrama y de las etapas del proceso para convertir los clientes “tóxicos” en maestros, liberándote del estrés. Puedes encontrarla aquí.