Este es un guest post de Luca Paltrinieri de www.lucapaltrinieri.com
El Plan Maestro del Freelance Espabilao
Ya lo tienes.
Por fin lo ves claro.
Tienes un plan:
lo que vas a hacer es un trabajo hecho de puta madre, que desprende calidad y destila elegancia. Vas a poner lo mejor de tí, para que salga una obra maestra, que sobrepasa la excelencia.
(No importa que para ese trabajo te paguen dos duros, y que le hayas dedicado tres veces el tiempo que se merecía, y hayas terminado por cobrar un precio/hora parecido a un becario, a pesar de tus años de experiencia y de la calidad de tu trabajo).
Si te ha tocado un cliente tóxico es simplemente por mala suerte, le puede pasar a cualquiera… pero con tu plan magistral vas a darle la vuelta a la situación, ya verás.
Así que por fin, después de mucho tiempo y currando como el que más, consigues el resultado que te proponías.
Ahora esa web/logo/loquesea que has diseñado y maquetado está por fin visible para todo el mundo.
Colocas en algún lado un enlace a tu web y listo. Sólo queda la parte final de tu plan, la guinda del pastel:
Ahora Alguien Te Va a Llamar.
Fijo.
Alguien que sí sabe apreciar el trabajo bien hecho.
Y entonces sí. Entonces por fin podrás cobrar el precio justo por tu trabajo.
Vuelta a la Realidad (El Canto en los Dientes)
Cada noche rezo para que los clientes con gusto tengan dinero y los clientes con dinero tengan gusto – Bill Gardner
Espero que hayas pillado el tono sarcástico (con una pizca de tristeza) de este relato.
Parece un plan delirante: invertir mucho más tiempo y energías de la cuenta, llegar simplemente a cubrir gastos (o ni siquiera eso), y sentarse pasivamente a esperar que alguien toque a tu puerta.
Sin embargo, es un plan más común de lo que se podría pensar.
Creo que todos estamos de acuerdo que está mal que un cliente se atreva a decirte que te está haciendo un favor – aunque te pague poco, mal y tarde – porque a cambio obtendrás visibilidad. Y estamos de acuerdo que está MUY mal si tu vas, y te lo crees.
¿Cómo debemos entonces clasificar cuando – como en este caso – eres tú mismo el que se fábrica ese argumento?
Pues eso.
Muchos profesionales que están metidos de lleno en su trabajo, siguen pensando que tener un portfolio en su web y haber hecho trabajos muy buenos, sea suficiente para conseguir trabajos.
Si eso alguna vez ha sido cierto, desde luego esos tiempos han quedado atrás.
El mundo está desbordado de trabajos excelentes, iguales o mejores que el tuyo. Seguro que destacas en algo que sólo tu tienes, ya que desde luego no existe nadie más al mundo igual que tu, pero si esperas que tus trabajos hablen por si solos, lo tienes claro.
Te deseo suerte.
Además, aunque consiguieras contratos nuevos a raíz de ese trabajo del que estás tan orgulloso, ¿qué garantías tienes de que esta vez de verdad vas a ganar un precio justo? Si llevas toda la vida cobrando por debajo, qué te hace pensar que las cosas van a cambiar por si solas, sin modificar nada más?
Si quieres obtener resultados diferentes, deja de seguir haciendo lo mismo.
No hay otra posibilidad.
Tu problema no es sólo que te equivocas en el momento de presupuestar y, por la razón que sea, terminas por pedir demasiado poco.
Quizás también puede ser que, por diferentes motivos (siempre hay excusas razones), inviertes demasiado tiempo en el desarrollo del trabajo.
En ese caso no es sólo un problema de dinero, sino de tiempo.
Y eso es mucho más grave.
Mucho. Más. Grave.
El dinero va y vuelve, el tiempo es algo finito, es un bien muy escaso.
El Tiempo, Tu Mejor Amigo
Tu tiempo es lo más preciado que tienes.
Nadie dice que esté mal entregar un trabajo que vale 10.000€, aunque vayas a cobrar 2.000€. Esto es, si los tiempos de ejecución han sido más o menos los que hacen falta para un trabajo de 2.000€. De lo contrario, sí que la has cagado.
Has tomado la decisión consciente de gastar tu tesoro más valioso – que nadie te va a devolver nunca – en un trabajo de mierda, para un cliente tóxico, a cambio de dos duros.
Todo eso, a cambio de la esperanza de que te llegue otro trabajo que va a cambiar tu suerte y el rumbo de tu vida.
La cuestión no es sólo que ese hecho no sea muy probable. En realidad sí que es posible, nadie puede afirmar con seguridad que no lo sea.
A lo mejor te llega una llamada, os entendéis a la perfección, el encargo es interesante y muy bien pagado. Y tienes libertad para aportar por fin tu visión personal y toda tu amplia experiencia e indudable calidad.
El punto es que en ese caso también, el plan seguiría siendo un error.
Tu plan se podría sintetizar de la siguiente forma:
pierdo tiempo y dinero para sacar un trabajo del que estoy orgulloso, lo enseño al mundo y me siento a esperar que lleguen los resultados que mi trabajo y yo nos merecemos.
La Receta Secreta del Freelance Low-Cost
La fórmula mágica de este plan entonces sería:
Dejo que me puteen + me puteo un poco más a mi mismo + me siento a esperar = ÉXITO.
Es un plan parecido al de ganar dinero jugando a la lotería: tocar te puede tocar, pero las probabilidades son más bien escasas. En ese caso tampoco tienes que ponerte las pilas: compras tu billetes y te sientas a esperar a que te toque.
Aunque funcionara, seguiría estando mal, porque en el fondo hay un problema de actitud: demasiada pasividad.
Con esa actitud, difícil llegar lejos.
Igual que la lotería, te puede ir bien una vez, pero es muy difícil que funcione de forma continuada y consistente (a nos ser que seas Carlos Fabra, por supuesto).
¿Acaso crees que puedes limitarte a hacer tu trabajo y ya está?
¿Piensas que como eres diseñador, lo único que tienes que hacer es dedicarte a eso?
Pues mejor entonces que te busques un trabajo por cuenta ajena. A lo mejor es más lo tuyo.
Sobre todo si eres freelance, no puedes mantener esa perspectiva.
Los fans de la Ley de Pareto – que son unos cuantos – dirían que el tiempo dedicado al trabajo propiamente dicho debería ser el 20%.
El 80% restante deberías dedicarlo a promocionar tu trabajo, escribir “un case study“,hacer marketing de contenidos, networking, email marketing, llamadas a puerta fría, …
Cómo Funciona Todo Esto
No puedes esperar que tu trabajo hable por tí.
No funciona así. Lo siento. También me gustaría que fuera así de sencillo, pero no vivimos en un cuento de hadas.
No puedes pensar que un buen diseño sea suficiente para conseguir mejores trabajos, ni que tus potenciales clientes, con solo mirar lo que hiciste para otros, entiendan que tu trabajo es justo lo que necesitan.
Supongo que estás de acuerdo que hay que educar a tus clientes, ya que no saben tanto como tu sobre diseño (seguro que lo habrás podido comprobar en más de una ocasión).
¿Cómo puedes entonces creer que tu portfolio hable por si solo y que no hace falta explicar nada?
Y cuidado a no caer en la trampa de creer que con un diseño molón tus clientes ganarán más dinero, y tú obtendrás más trabajos.
Hoy en día un diseño bonito y nada más, se queda muy corto . Dudo que lo que tu cliente quiera y necesite sólo sea eso. Por ejemplo, una web más chula. Puede que tu cliente incluso llegue a decir eso, pero no sería cierto (¿recuerdas lo de educar a tus clientes?).
No tienes que darles a tus clientes lo que quieren, sino lo que necesitan. Y de costumbre eso es más clientes, y más ingresos. Igual que tú.
Siguiendo con el ejemplo de la web, no necesitarían una web bonita – aunque eso ayuda y debería ser conditio sine qua non – sino una maquina da guerra (para la guerra del marketing, claro está), una máquina que consiga trafico más cualificado, más leads, más ventas. Y eso no se consigue con un diseño chulo, por bonito que sea.
Si lo que entregas solo es eso, pocas posibilidades hay que el cliente consiga lo que necesita, y tú serás un gasto más que una inversión.
Con lo cual el cliente seguirá buscando el precio más bajo, y tú seguirás en la carrera de ratas.
Y si el cliente no consigue lo que necesita, no recomendará tu trabajo. Y si lo hace, lo va a hacer sólo por la estética, no por los resultados obtenidos, que es lo que al fin y al cabo importa. Y con eso tu trabajo será solo el de ejecutor, que compite con otros sólo por el precio, porque tu trabajo será una mercancia intercambiable por otra (lo que en inglés llaman “commodity“).
No puedes sentarte a esperar.
Si quieres tener trabajos que te representen mejor, tendrás que ser más proactivo. Vamos, que tienes que mover el culo.
Pero antes tienes que tener claras unas cuantas cuestiones. Entre otras cosas, tienes que ser capaz de presentar tu trabajo, destacando los beneficios reales que aporta al cliente. Tienes que saber de antemano qué objetivos quieres conseguir y cuál es tu cliente ideal.
De lo contrario estarás perdido, sin rumbo.
Estar metido en el flow de tu trabajo mola, apuesto que es lo que más te gusta. Está bien y es comprensible, pero no es suficiente.
El dinero no es lo único que te motiva. No trabajas sólo por dinero, trabajas porque te gusta y porque eres bueno en lo que haces.
Te puede faltar dinero, pero te sobra motivación. La motivación no es para ti un problema.
Desde luego que no.
Lo que te falla es la fuerza de voluntad.
Motivación, Fuerza de Voluntad y Foco
Te dedicas a lo “fácil”, lo que conoces a la perfección, pero rehuyes de otras tareas, que no te motivan para nada, pero hacen la diferencia entre dos packs completamente diferentes:
- clientes tóxicos + poco dinero + mucho tiempo malgastado + muchas frustraciones + los clientes mandan sobre tu vida. Ahora que eres freelance, en lugar de ser tu propio jefe, tienes muchos más jefes que antes: todos tus clientes, que cada año te quitan centenares de horas de tu vida personal. Porque tu les dejas, claro está.
- mejores clientes + mejores precios + más foco + tu mandas en tu propia vida
¿Cuál de los dos prefieres?
Junto con la fuerza de voluntad, otra palabra clave es foco.
Tienes que tener claro lo que quieres y adonde quieres ir.
Tienes que saber qué vida quieres vivir, e intentar ir a por ello dentro de una fecha real, no en un futuro indefinido. De lo contrario, esa vida que anhelas nunca se va a materializar.
Tienes que saber qué tipo de trabajos quieres hacer, y cual es tu cliente ideal.
Decir “quiero trabajar como diseñador” no vale, es lo mismo que no decir nada.
“Quiero hacer trabajos que molan, pequeños proyectos hechos de puta madre”, tampoco vale. No significa nada, demasiado vago e impreciso.
¿Porqué te suelto todo esto?
Me puedes echar en cara que predico mucho, y no hago lo que predico.
Si este tema me calienta, es justamente porque reconozco haber pecado en primera persona:
“Hola a todos/as, mi nombre es Luca, y soy un diseñador low-cost en rehabilitación“.
Pero un buen día (hace demasiado poco tiempo) decidí decir basta.
Basta con lo de cobrar un sueldo miserable por mi trabajo.
Basta con lo de ser un diseñador todoterreno sin una fisionomía propia, simple ejecutor sin arte ni parte.
Basta con lo de malgastar mi tiempo y sentir que mi tiempo y mi vida se me escapan de las manos sin que lo pueda controlar en lo más mínimo. Esa sensación es de lo peor que hay (por lo menos entre los privilegiados del “primer mundo”).
Por fin he entendido muchas cosas y muchas más voy entendiendo cada día que pasa. Y quiero compartir lo que voy aprendiendo porque otros no caigan en los mismos hoyos, ya que se puede tardar bastante en volver a la superficie.
Y muchos, créeme, se quedan en el fondo. Lo sé, porque he estado ahí.
¿Cuál es mi visión, mi foco actual?
Para llegar a concretar cuál es nuestra verdadera razón de ser hace falta mucha introspección. Yo he pasado bastante tiempo metido en eso. Y he recorrido un camino bastante largo.
Podría parecer que he llegado adonde estoy ahora arrastrado por las corrientes. Hay algo de eso, pero no en lo fundamental. Y es fundamental ir a las raices del porqué estamos haciendo lo que estamos haciendo.
¿Porqué me dediqué a trabajar como diseñador?
Lo tengo claro: porque de esa forma iba a dominar las herramientas que me permitirían llevar a cabo mis proyectos personales.
Porque lo que me interesa son los proyectos personales: desarrollar mis propios “side projects”, pero también ayudar a que otros puedan lleva a cabo los suyos propios. Mi falta de claridad y de fuerza de voluntad me han costado años de retrasos, y si puedo evitar que otros pasen por lo mismo, esos años no los habré perdido en balde.
Perder el tiempo no me interesa. No me lo puedo permitir más.
Hacer trabajos frustrantes y mal pagados para clientes tóxicos ya no es lo mío.
El Side Project: Tu Segundo Mejor Amigo
Los proyectos personales son lo único que me interesa, y creo que es un tema que puede ser útil e interesante para muchos freelances.
Un freelance sin proyectos personales en su haber corre el riesgo de acabar por ser un profesional del montón, solvente, pero nada más.
Los proyectos personales:
- afinan tu mirada
- amplian tus horizontes
- siembran nuevos caminos
- te cargan de energía
- suben tu autoestima
- sacuden tus frustraciones
- te representan al 100%
- son en línea con tus intereses y aspiraciones
- pueden ser la vía ideal para dejar de ser un freelance low-cost y especializarte en lo que más te apasiona
No Me Enrollo Más
No quiero que mis reflexiones te dejen un sabor amargo: la Buena Noticia es que si estás aquí, no todo está perdido.
Estás en el lugar perfecto para mejorar tu situación. Y si has acabado aquí, es que tienes toda la intención de hacerlo. Enhorabuena. Tienes guías, recursos y herramientas como la calculadora freelance (¡un Side Project de Laura!) para enderezar tu camino.
“El día de vuestra salvación está cerca, hermanos y hermanas freelance”.
Pero ahora basta de perder el tiempo leyendo.
Menos leer, y más actuar.
La pelota está en tu tejado, y la responsabilidad es tuya.
Así que ¡a por todas!