¿Me lanzo a la piscina y me lo monto como Diseñador Freelance por mi cuenta? ¿Tendré clientes? ¿Cubriré los gastos del mes que viene? ¿Y si el cliente no acepta el presupuesto porque me he pasado con el precio? ¿Le gustará mi propuesta al cliente? ¿Seré lo suficientemente bueno/a para cobrar por ello? ¿Cobraré el trabajo o me quedaré sin ver un duro? ¿Y si el cliente no queda satisfecho con mi trabajo?
¡Cuánta presión! ¡Cuánto estrés!
Todas estas cuestiones son la cara «fea» del mundo del freelance. El miedo es una reacción natural. Estás saliendo de tu zona de confort. Estás conociendo un mundo nuevo y aprendiendo, a veces, a base de leches. Y empezar algo nuevo siempre requiere de mucha energía. Pero ir superando todos estos pequeños baches te ayuda a acercarte a tu estilo de vida soñado y a convertirte en un mejor profesional.
Todas estas dudas, miedos e incertidumbres las he vivido en mi propia piel. Yo también me he sentido super insegura hablando de dinero y presupuestos con clientes y dando valor a mi trabajo o «vendiendo» una propuesta. Ser freelance es difícil y más si estás tú sólo trabajando en tu casa delante del ordenador. Yo no tenía experiencia en negocios en solitario y cualquier decisión por muy pequeña que fuera me podía provocar una parálisis completa por culpa del miedo a no saber cómo hacer las cosas.
Volviendo al tema, la incertidumbre y el miedo aparecen por una razón: la inseguridad que tienes sobre lo que estás haciendo. La cuestión es que terminas tus estudios de diseño y no sabes ni cómo poner precio y dar valor (aún más importante esto segundo) a tu trabajo porque no tienes experiencia en temas financieros, empresariales y/o de trato con clientes.
Pero no todo se reduce al «tema pasta», una gran parte de los miedos de ser Freelance está claro que vienen de ahí, por la incertidumbre que genera no saber dónde vas a estar dentro de un año ni si el mes que viene te habrá salido algún proyecto en el que trabajar para cubrir gastos y tener un sueldo decente pero el miedo al qué dirán también existe y pasa factura.
La autoexigencia y perfeccionismo muchas veces hacen que pensemos que nuestro trabajo no es lo suficientemente bueno y si encima te topas con un cliente quisquilloso «tocapelotas» puede que te lo termines llevando al terreno personal y te acabes cuestionando si de verdad has elegido la profesión adecuada y si vales para el diseño.
Y como no queremos que esto pase sino que queremos ser felices como diseñadores emprendedores, tener las riendas de nuestro trabajo y que no nos afecte la parte negativa (en la medida de lo posible) a nuestra vida personal voy a intentar dar respuesta a algunos de los miedos típicos por los que yo también he pasado trabajando como Diseñadora Freelance.
Te adelanto que la clave es estar y sentirse preparado:
¿Y si no consigo clientes?
Gracias a internet tenemos un gran escaparate para nuestro negocio abierto para nuestros clientes 24horas al día. Habrá meses que tendrás mucha carga de trabajo para clientes y otros que parezca que se han esfumado todos. Te diré una cosa: Diversifica. No cierres puertas a trabajar para clientes únicamente: da formación, crea recursos gráficos o plantillas para vender en marketplaces como Envato, ofrece consultoría a empresas, desarrolla alguna herramienta o aplicación… En definitiva, busca otras maneras de generar ingresos que no dependan únicamente de tus horas trabajadas para clientes o proyectos puntuales.
- De todas formas, aquí tienes algunos consejos para conseguir clientes como diseñador freelance
¿Y si no me pagan?
Por lo menos asegúrate de que te pagan la mitad: Pide un adelanto. Hazlo desde el primer día. Déjalo claro en tus presupuestos: el 50% del total se paga antes de empezar. No tengas miedo a cobrar por tu trabajo: que te guste tu trabajo no implica que tengas que hacerlo gratis. Todo lo contrario, cuando te gusta lo que haces, lo haces mejor y de mayor calidad. La calidad se paga.
- Aquí tienes algunas cláusulas importantes que no deben faltar en tus presupuestos
¿Y si no estoy cobrando lo que debería?
Puede que estés dejando mucho valor sobre la mesa y encima creas que estás cobrando caro. A mi me pasó. Quizás no tengas claro el valor que tiene tu trabajo y pones tus precios lanzando un dado al aire. La inseguridad que te provoca no estar convencido de tus precios y no saber si estás cobrando un precio justo la vas a trasladar a tus clientes y eso no mola.
- Te invito a unirte a mi Mini curso gratuito Cobra lo que te mereces
¿Y si me bloqueo en un proyecto y no sé cómo llevarlo a cabo?
Los bloqueos creativos son muy muy comunes dentro de nuestra profesión. La presión de los tiempos de entrega pueden hacer que te quedes en blanco. Un proyecto que no te motive puede que además te haga aplazar su comienzo hasta el límite y después no tengas tiempo suficiente para diseñar algo de calidad por culpa de las prisas de última hora.
- Te cuento mis claves para atraer a la creatividad cuando estoy bloqueada y algunos consejos para no procrastinar.
¿Y si el cliente no está satisfecho con mi trabajo?
Ese miedo al email o la llamada del cliente posterior al envío de tu propuesta… ¿Te suena? A mi sí.
El Briefing Creativo es tu arma secreta. Te ayudará a acertar en un 90% sobre la idea que tenga en mente. Los ajustes son necesarios y habituales durante el proceso de trabajo pero será casi imposible que rechacen tu propuesta y tengas que empezar de cero si han dejado bien detallados los requerimientos del trabajo en un Briefing.
Aun así, si un cliente no queda satisfecho aunque lo intentes y requeteintentes, no te lo lleves al terreno personal. Intenta mirarlo con perspectiva. Es un caso puntual, no tiene por qué determinar el resto de tu carrera. Puedes aprender de ello, identificar qué salió mal y corregirlo para un futuro caso similar. No tiene por qué ser culpa tuya, cada situación tiene mil circunstancias que la rodean.
- Aquí tienes un ejemplo para saber qué preguntar al cliente antes de diseñar su logotipo.
¿Y si no soy lo suficientemente bueno como diseñador?
Yo también pasé por una pequeña crisis profesional. Me sentía estancada y mediocre. ¿Sabes por qué? Porque diseñaba a toda prisa sin innovar ni aprender cosas nuevas para sacar el trabajo rápido.
Hacer tus diseños en modo robot sin intentar aprender cosas nuevas te va a convertir en un diseñador desfasado y desmotivado. Fórmate, recíclate, aprende nuevas habilidades y mantente actualizado y activo.
- Yo estoy registrada en Video2brain, una plataforma online con cursos de Diseño super completa.
¿Y si no estoy seguro de si lo estoy haciendo bien?
Cuando empecé en esta aventura como Diseñadora Freelance, decidí instalarme en la oficina de mi hermana Maite en modo Coworking. Algo que siempre recomiendo aunque a veces trabajo también desde casa. Ambas opciones tienen sus ventajas e inconvenientes; reconforta estar rodeada por otros compañeros emprendedores, aunque no sean diseñadores, resuelves dudas, pides y das consejos, solicitas feedback si no estas convencido de algún diseño antes de enviarlo al cliente… Aunque puede ser un arma de doble filo, porque si te topas con un cliente tóxico puedes acabar generando mal ambiente en la oficina por las quejas constantes, y no queremos que eso pase (y a veces pasa, te lo aseguro).
- Si trabajas en solitario lo mejor es que encuentres un apoyo externo para poder hablar de tus dudas y frustraciones en tu día a día: un blog como éste, un grupo de diseño en Facebook o Linkedin, un foro creativo como Domestika, familiares y amigos…
Estos fueron algunos de mis miedos cuando empecé como diseñadora freelance, bueno, algunos siguen existiendo aunque intento encontrar siempre la manera de hacerles frente y buscar soluciones a mis limitaciones e inseguridades.
No dudes nunca en pedir ayuda, no estás sólo.