Soy Laura López, diseñadora freelance, técnico en Marketing (y trilliza) y ayudo a otros diseñadores a captar más y mejores clientes para tener un negocio freelance de éxito. Así que si vas a leer sólo un post de este blog te recomiendo que sea este:
Aquí te muestro algunos de mis mejores artículos en este blog, con los que podrás evolucionar y seguir aprendiendo a diseñar su propio camino profesional como freelance dentro del diseño gráfico y web.
Además te contaré cómo descubrí mi vocación, cómo empecé trabajando como administrativa, cómo encontrarme en paro de la noche a la mañana para mi fue una gran oportunidad, por qué decidí hacerme autónoma y cómo el hecho de acabar quemada de trabajar para clientes se ha convertido en una oportunidad para reorientar mi negocio.
Lo mejor del blog hasta el momento
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De mayor quiero ser diseñadora gráfica
Bueno, tengo que decirte que encontrar mi vocación para mi no ha sido un camino fácil porque no soy como otras personas que tienen super claro casi desde que nacen que quieren ser médicos o veterinarios cuando sean mayores. Yo cuando era pequeña no tenía una vocación clara hacia una profesión concreta pero mirando hacia el pasado sí que veo ciertos aspectos que creo que me traen hasta el punto en el que estoy ahora: me encantaban las actividades creativas, las manualidades y la informática y además se me daban bien.
El problema que veo es que tal y cómo estaba planteada la educación en ese momento (hablo de hace 20 años y creo que no ha cambiado mucho) en el colegio no me orientaron para poder potenciar mis habilidades y talentos. Parece que desde pequeño te meten en la cabeza que hay que ir a la universidad y estudiar una carrera que tenga salidas y te permita tener un puesto de trabajo cómodo en una oficina con un sueldo mensual garantizado y que profesiones creativas u otro tipo de modelos laborales se quedaban en el olvido, como si la única vía para ganarse la vida fuese trabajar por cuenta ajena…
En 2005 empecé un ciclo Superior de Marketing después de pasar 2 años por la carrera de empresariales, carrera que no me motivaba nada de nada y acabé dejando. Aunque algunas cosas que aprendí sobre contabilidad, fiscalidad y empresas me han servido de mucho en mi etapa como administrativa y eso a su vez en ese tipo de gestiones como autónoma.
La cuestión es que me dejé llevar por lo que hacía todo el mundo porque no tenía nada claro que era lo que quería hacer con mi vida. Ni siquiera sabía que podía ganarme un sueldo diseñando, para mi el Photoshop era un hobby para hacer caricaturas a mis amigos o para pasar el rato haciendo fotomontajes divertidos, no sabía que en un futuro sería una de mis herramientas habituales dentro de mi trabajo. Y menos que a partir de un hobby encontraría mi hueco profesional. Con esto no quiero decir que cualquiera que sepa Photoshop sea diseñador, todo lo contrario, saber usar la herramienta no es lo mismo que saber diseñar. Lo mismo que saber utilizar una cámara de fotos no te convierte en fotógrafo. Es necesario formarse en muchos otros aspectos y habilidades pero desde luego te tiene que gustar, o más aún, apasionar.
Al terminar, como no encontraba trabajo por falta de experiencia, hice un curso de diseño gráfico. Me encantaba, iba feliz a clase, investigaba en casa, hacía videotutoriales, compraba revistas de Photoshop, fotografía, diseño y en definitiva: había encontrado mi pasión y vocación, o como Ken Robinson lo llama en su libro: había encontrado «mi elemento«.
Ahora tengo cada vez más claro qué es lo que me motiva, apasiona y con lo que disfruto trabajando pero hasta llegar a este punto he pasado por un proceso de búsqueda de mis talentos y vocación con bastantes altibajos.
Y de lo que me he dado cuenta es que si dedicamos tanto tiempo en la vida a trabajar para después poder disfrutar ¿por qué no disfrutar también mientras trabajamos?
Sin rumbo como administrativa
Poco tiempo después de terminar el curso de diseño me concedieron una beca para trabajar en el departamento de Amigos del Museo en el Museo Guggenheim Bilbao donde estuve un año realizando tareas administrativas y de atención al cliente. Casi al terminar la beca me contrataron durante 6 meses más, estaban contentos con mi trabajo y encima no encontraban a otra persona para cubrir esa beca. Parece que en ese momento el universo conspiró a mi favor. Fue una gran oportunidad para entrar en el mercado laboral y también fue mi primer trabajo de verdad pero sin darme cuenta había encaminado mi trayectoria profesional hacia puestos de trabajo administrativos que no me llenaban ni gustaban nada.
De todas formas yo seguía en contacto con el diseño gráfico que tanto me gustaba y por esas fechas (2008) decidí comenzar este blog. Era un blog en el que publicaba los fotomontajes que hacía, retoques fotográficos y cosas que iba aprendiendo de manera autodidacta en mis ratos libres. Puedes cotillear el baúl de los recuerdos (aunque me da bastante vergüenza, por eso es una categoría del blog que mantengo oculta).
La época en el Museo fue una época muy chula, conocí a gente con la que todavía tengo una gran amistad, me sirvió para saber cómo era un trabajo real y amplió mi curriculum y experiencia profesional.
Después de esto me quedé en paro y acudí a un curso de aplicaciones de gestión administrativa (ofimática, facturaplus, contaplus, nominaplus…) que no es que fuese algo que me entusiasmara pero en ese momento pensé que podría abrirme puertas para seguir trabajando y quería mantenerme activa. Además aprender todo esto me ha servido mucho trabajando como freelance porque tener una base de conocimientos en facturación y contabilidad siempre ayuda en las gestiones de este tipo aunque luego el grueso lo lleve una asesoría.
Y así fue, durante el curso me llamaron de una empresa recomendada por la que había sido mi jefa en el Museo para trabajar también dando apoyo en tareas administrativas. Empecé gestionando alumnos en cursos de formación para personal sanitario y llevando papeleo y atención telefónica.
Poco a poco me fueron encargando tareas con más responsabilidad hasta el punto de hacerme cargo de una empresa nueva que surgió de manera paralela a los cursos con un ecommerce de material sanitario-militar, gestionando pedidos, facturación, compras y ventas, aduanas, importaciones, definición de precios, estrategias de marketing online… Sinceramente, fue una época mala en la que me sentía ahogada, estresada y presionada. Hacía tareas que veía que me quedaban grandes y que ni yo ni el gerente tenía experiencia ni conocimientos reales para saber gestionar todo. No me sentía nada motivada y tenía que ir improvisando continuamente y aprendiendo por mi cuenta todo lo que suponía llevar una empresa que no era mía, y encima conseguir clientes y ventas.
Además coincidió con la ruptura de una relación de pareja de 6 años de duración y lo peor, con la perdida de una amiga íntima, un duro golpe que terminó por hacerme ver que en ese momento mi vida era una auténtica mierda.
En esta empresa estuve contratada 2 años pero de la noche a la mañana decidieron prescindir de mi porque no se podían permitir hacerme un contrato indefinido que era lo que me tocaba, la empresa tenía una crisis interna (independiente a mi) y no parecía que tuviera ingresos a corto-medio plazo.
Lo bueno que saco de aquella experiencia es que aprendí un montón y además en la última etapa empezaron a asignarme también tareas de diseño gráfico (yupi!) y ahí es donde empecé también a meterme en el mundo del marketing online, SEO y social media (todavía el facebook para empresas estaba en pañales).
El paro: una gran oportunidad
En ese momento mi entorno más cercano me decía «¡Jo qué putada, te quedas sin curro en plena crisis!». Y la verdad es que para mi quedarme en paro en ese momento fue tal alivio que no tengo palabras para describirlo, una ruptura con mi vida anterior y una oportunidad para empezar de cero. Me quité una carga de encima y un malestar de golpe y hasta ese momento no me había parado ni siquiera a pensar en qué estaba haciendo con mi vida o si tan siquiera me gustaba la vida que tenía.
No tardé en apuntarme a un curso de Diseño gráfico y web por las mañanas en una academia cerca de mi casa y por las tardes practicaba, hacía cursos online, veía tutoriales, buscaba información y no paraba de seguir aprendiendo más cosas sobre diseño. Estaba claro que el diseño era lo mío y quería trabajar profesionalmente en ese mundo.
El curso tenía un periodo de prácticas en empresa así que empecé a trabajar como becaria de diseño en una agencia. Estaba emocionada y orgullosa ¡ya podía considerarme oficialmente diseñadora gráfica y web!
Fueron 2 años de cursos, formaciones, prácticas en empresas y agencias, colaboraciones altruistas para seguir aprendiendo y empezar a darme a conocer y mis primeros trabajos como freelance.
Una época en la que conocí a gente fantástica y con la que mantengo una buena relación de amistad.
Un reto: ser autónoma
En 2013 me convertí en autónoma después de 2 años sin ver un contrato laboral. Una de las mejores decisiones de mi vida. En la agencia en la que llevaba un año trabajando con una beca me propusieron hacerme autónoma para poder facturarles porque no tenía medios suficientes para contratarme.
Así que, aunque hasta ese momento no me había planteado seriamente dar ese salto a corto plazo porque siempre tenía la esperanza de trabajar en una agencia con mi sueldito asegurado, fue un pequeño empujón que me sirvió para darme cuenta de que trabajar por cuenta ajena ya no era una opción para mi. Me encontraba en un mar de incertidumbres porque no tenía nada estudiada la situación pero aun así me lancé y empecé a trabajar por mi cuenta.
Trabajaba por horas como diseñadora freelance para esa agencia y otra empresa y además me habían salido varias web y logotipos para nuevos clientes. Pronto me di cuenta de que algo estaba haciendo mal, trabajaba a jornada completa con horas extra y tenía un sueldo con el que no llegaba a mileurista. Sí, no me puedo quejar, otros autónomos y pymes los primeros 2 años sólo cubren gastos o ni eso.
Pero tenía que hacer algo para corregir el problema. De ahí surgió más adelante mi primer proyecto propio: La calculadora freelance. Esta aplicación te ayuda a calcular tu precio/hora y facturación mensual para ser rentable como freelance. Sin darme cuenta se viralizó por las redes sociales y fue todo un éxito inesperado. Empezaron a mencionar la aplicación en un montón de medios y a llamarme para hacer entrevistas para saber más sobre el proyecto. Algo que me preocupaba a mi, preocupaba y preocupa a muchos freelance y eso es lo que ha hecho que la calculadora sea un éxito para mi (a pesar de no ganar un duro con ella): he ayudado a muchísima gente con mi mismo problema.
El trabajo por horas se terminó un mes después de hacerme autónoma pero seguí trabajando en los proyectos que iban surgiendo para clientes, sin un plan y sin buscar yo: trabajaba en lo que iba saliendo.
Pero con el tiempo me di cuenta de que mi sistema no era escalable y que más que un negocio tenía un autoempleo y era esclava de mi trabajo: si no tenía encargos en los que trabajar, no facturaba. Después de dos años de estrés continuo, carga de trabajo poco rentable y una especie de «crisis profesional» en la que procrastinaba muchísimo me di cuenta de que tenía que parar y empezar de nuevo porque estaba totalmente quemada.
Del autoempleo al negocio escalable
Hace muy poco tomé una decisión muy difícil para mi: dejar de dar servicios de diseño a terceros. No, no voy a dejar de diseñar, de hecho sigo diseñando en Fantory (la agencia de mi hermana Maite) y en el proyecto que tenemos en común: Walaly.
Pero además he retomado este blog y he hecho un curso online sobre blogging para reorientarlo y empezar a hacer las cosas mejor porque lo tenía medio abandonado y creo que tengo la obligación de devolver al mundo digital todo lo que he aprendido a través de él. Es una cuestión de karma, yo he aprendido y aprendo muchísimo gracias a un montón de gente que comparte sus conocimientos con el mundo y es hora de hacerlo yo también y ayudar a otros diseñadores con ganas de aprender y mejorar.
Mi intención es poder crear un modelo de negocio escalable que no dependa sólo de las horas que esté trabajando delante del ordenador y para ello necesito ayuda. Por eso he decidido seguir un programa de mentoring con un coach especializado en negocios online, Franck Scipion, para poder definir bien mis productos y servicios con el que ir de la mano en los próximos meses. Creo que es importante pedir ayuda de profesionales que saben más que tú cuando es necesario. Así lo hice en 2014 cuando adelgacé los 23 kilos que me sobraban gracias al apoyo de Anabel, mi nutricionista. Aunque en este momento estoy de nuevo intentando quitarme algunos kilitos que he recuperado (mi lucha eterna…).
Así que en este punto me encuentro, contenta por haber sabido parar y salir de una espiral que no tenía buen rumbo y emocionada por tener un objetivo profesional definido con el que sé que voy a tener una vida más feliz y voy a poder disfrutar de diseñar y aplicar mis conocimientos de marketing online.
Espero poder compartir toda esta nueva experiencia para que tú también consigas el estilo de vida que siempre has soñado.
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Me encantaría conocer tu historia, así que no dudes en escribirme un mensajito o dejar un comentario en mi blog. ¡Siempre respondo!
¿Tienes contenido interesante que compartir con mis lectores? ¿Te gustaría ser invitado especial en mi blog? Aquí te cuento lo que busco.
Espero que consigas el estilo de vida que te mereces.
¡Un abrazo!